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sábado, 2 de junio de 2018
Transporte y Mercado son dos de los sectores fundamentales para el
funcionamiento de cualquier país. El transporte es el encargado de poner los
bienes a disposición de todos. Así, debe de transportar mercancías y viajeros.
El mercado es el encargado de hacer accesible los productos de la industria, la
agricultura, los servicios, etc., a los consumidores.
El transporte es el encargado de poner los bienes a disposición de
todos. Así, debe de transportar mercancías y viajeros.
El mercado es el encargado de hacer accesible los productos de la
industria, la agricultura, los servicios, etc., a los consumidores.
Debido a la importancia que tiene el transporte sus infraestructuras las
construye, diseña y mantiene el Estado; en todo caso cede la construcción y
explotación a una empresa privada que puede cobrar un peaje por su uso durante
un determinado tiempo. La infraestructura de transportes consta de dos
elementos, la vía: carreteras, vías de ferrocarril, etc.; y los puntos de
salida y llegada: estaciones de tren y autobuses, aparcamientos, puertos y
aeropuertos.
El mercado, por el contrario, es patrimonio de la iniciativa privada. Se
aprovecha de la infraestructura pública para ubicarse lo más cerca del consumidor
posible. La ubicación más rentable es el centro urbano, pero se distribuye por
todo el espacio. El mercado es una función básica de la ciudad. Los comercios
permanentes son una novedad de la Edad Contemporánea, ya que desde la
Antigüedad los mercados eran ferias que se celebraban determinados días de la
semana (o del año).
En las ciudades los productos se distribuían desde las propias casas de
los productores. En la ciudad actual, y tras la invención de los rascacielos de
varios pisos, la planta baja de los edificios se reserva para las actividades
económicas, y especialmente para el comercio, en todas sus formas. El mercado
permite proveerse de todo lo necesario sin necesidad de emplear el tiempo en
producirlo, con lo que se gana tiempo y se diversifican los productos.
El precio del transporte es esencial para determinar la ubicación de las
actividades económicas. Se estudian factores como la distancia, el volumen, los
cuidados necesarios durante el traslado (frío por ejemplo), y las operaciones de
carga y descarga. El precio del transporte puede resultar decisivo para
determinar el coste final de un producto. Cuantas más operaciones haya entre el
productor y el consumidor más caro será.
Determinadas regiones pueden fabricar un producto mucho más barato que
otras. Es posible que tan barato que en otras regiones, aún incluido el precio
del transporte, resulte más económico comprarlo que producirlo. Así, cada
región se especializa en unos pocos productos, que hacen muy bien, y los
intercambian con los productos de otras regiones. Se establece así, un mercado
nacional e internacional, en el que cada región aprovecha sus ventajas
comparativas incrementando la riqueza del conjunto.
En el ámbito nacional, o de los grandes conjuntos económicos (como la
Unión Europea) este mercado es libre, pero en el ámbito internacional está
intervenido. Existen múltiples métodos de intervención, pero los más
importantes son las tasas aduaneras de cada país, la subvención a la producción
y la intervención en los precios.
Estos dos últimos sistemas hacen bajar el precio del producto de manera
artificial para garantizar el sector económico de un país, pero poniendo en el
mercado productos más baratos de lo que cuesta producirlos. Esta es una
política propia de los países desarrollados que tienen dinero público
suficiente para sostener estas prácticas. Otro modo de intervención habitual es
la política económica y los sistemas de cambio de moneda.
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