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Archive for 03/05/20

Tema: 
Cómo pedir ante la enfermedad.


Introducción:

Como a menudo sucede, o con frecuencia resulta que tenemos a un enfermo en la sala de un hospital que los médicos dicen que ellos no pueden hacer nada, que no pueden seguir con la operación, que hay que esperar a que la “naturaleza haga su obra”, que sea la naturaleza la que nos sane.

Lo que la Biblia dice sobre la sanidad y orar por los enfermos



Nuestro Dios es todopoderoso, es amor y él nos acompaña y nos bendice siempre. Dios nos ha dado el mayor milagro que podremos experimentar jamás: la salvación de nuestras almas. Pero también quiere ayudarnos en medio de nuestras luchas y dificultades diarias. Una de las peticiones que le hacemos con más frecuencia es la de sanidad porque vivimos en cuerpos físicos que padecen enfermedades y dolores.

En la Biblia encontramos muchos ejemplos de sanidad divina. El poder de Dios no cambia, Dios es el mismo ayer, hoy y por siempre (Malaquías 3:6; Hebreos 13:8) y podemos confiar en que él todavía sana. Veamos algunas de las sanidades que menciona la Biblia y fortalezcamos nuestra confianza en el poder sanador de Dios.

Sanidades en el Antiguo Testamento

Ana (1 Samuel 1:1-20)

Ana no podía tener hijos, algo por lo que sufría burlas y tormentos. Un día ella fue al templo y derramó su corazón y sus lágrimas delante de Dios. Le prometió que si él le concedía un hijo, ella se lo entregaría y crecería al servicio de Dios. Dios la escuchó, la sanó de la esterilidad y con el paso del tiempo ella dio a luz a un niño, Samuel, quien llegó a ser un gran líder y profeta del pueblo de Israel.

Naamán (2 Reyes 5:1-15)

Naamán era jefe del ejército del rey de Siria, un soldado muy valiente y de gran prestigio que estaba enfermo de lepra. En su casa había una joven criada israelita y ella les habló sobre el profeta Eliseo y cómo él podía sanar a Naamán de la lepra.

Naamán habló con el rey de Siria que le concedió permiso para ir a Israel. Le entregó una carta para el rey que decía: «Cuando te llegue esta carta, verás que el portador es Naamán, uno de mis oficiales. Te lo envío para que lo sanes de su lepra». (2 Reyes 5:6)

El rey de Israel se puso muy nervioso, vio esto como un acto con intención de comenzar una guerra ya que él se sabía incapaz de sanar. Eliseo le envió un mensaje tranquilizador al rey y le dijo que él recibiría a Naamán. Eliseo le dio instrucciones a Naamán para que pudiera recibir sanidad en el nombre del Señor. Naamán siguió las instrucciones, fue sanado y reconoció al Dios de Israel como el Dios verdadero.

Sanidades en el Nuevo Testamento

El mendigo en el templo (Hechos 3:1-10)


Pedro y Juan iban para el templo a orar una tarde y vieron a un hombre lisiado (cojo) mendigando a la puerta del templo. Este hombre mendigaba allí cada día y al ver a Pedro y Juan que se acercaban les pidió limosnas con la esperanza de que le dieran por lo menos algunas monedas.

Pedro le contestó: "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!" Y tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza.      (Hechos 3:6-7).

El padre de Publio y otros enfermos (Hechos 28:7-10)


Luego de un naufragio, Pablo y todos los que habían naufragado con él, llegaron a la isla de Malta. El funcionario principal de la isla, Público, los recibió amablemente en su casa y los hospedó por tres días.



El padre de Publio estaba en cama, enfermo con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo y, después de orar, le impuso las manos y lo sanó. Como consecuencia de esto, los demás enfermos de la isla también acudían y eran sanados.        (Hechos 28:8-9)



El ministerio de Jesús


Los Evangelios detallan muchos de los milagros que hizo Jesús durante sus tres años de ministerio y una buena parte de esos milagros fueron sanidades. Veamos algunas de esas sanidades y aprendamos del ministerio de Jesús.

 Algunas sanidades de Jesús 

Enfermedad
Referencia bíblica
La petición
Qué hizo Jesús, cómo oró
Resultado
Lepra
Mateo  8:1-4
Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Sí quiero —le dijo. ¡Queda limpio!

Sanidad al instante.
Parálisis
Mateo  8:5-13
(El centurión dijo:) Señor, mi siervo está postrado en casa con parálisis, y sufre terriblemente.



Ofreció ir a sanarlo, pero el centurión dijo que confiaba en la autoridad de la palabra de Jesús. Jesús dijo entonces: "¡Ve! Todo se hará tal como creíste".
Sanidad en la misma hora.
Fiebre
Mateo 8:14-15
Ninguna. Jesús vio  a  la suegra de Pedro que estaba enferma.

No oró, solo la tocó.
Sanidad al instante.

Ceguera

Juan 9:1-7

Ninguna. Los discípulos le preguntaron a Jesús: "Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?"

Jesús les contestó: "Ni él pecó, ni sus padres, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida". Escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se lo untó en los ojos al ciego diciéndole que fuera a lavarse en el estanque de Siloé.


El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía.
Invalidez
Juan 5:1-9
Ninguna. Jesús se fijó en él entre muchos enfermos que estaban en el estanque de Betesda.
Jesús le preguntó si quería ser sano, el enfermo contesta con excusas, pero Jesús le dijo: Levántate, recoge tu camilla y anda.

Quedó sano al instante.
Mano seca paralizada
Mateo 12:9-14
Ninguna. Jesús vio al hombre al entrar en la sinagoga.

Jesús le dijo que extendiera la mano.
Sanidad al instante.
Sordomudez
Marcos 7:31-37
Lo trajeron otros hasta Jesús y ellos le suplicaron que pusiera su mano sobre el sordomudo.
Jesús llevó el enfermo aparte, le puso los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Miró al cielo, suspiró y dijo "ábrete".

Sanidad al instante.
Varias enfermedades
Mateo 15:29-31
Las multitudes colocaron a los pies de Jesús todo tipo de enfermos: sordos, mudos, cojos, ciegos, y mucho más.

No sabemos cómo, pero los sanó.
Sanidad al instante.
Flujo de sangre
Mateo 9:20-22
Ella tocó el borde del manto de Jesús mientra pensaba «Si al menos logro tocar su manto, quedaré sana».
Jesús se dio vuelta, la vio y le dijo: ¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado.
Sanidad al instante.

Sanar. Algunas veces los enfermos le pidieron sanidad; otras veces lo hicieron sus amigos o familiares. Pero en algunas ocasiones él decidió sanar sin que se lo pidieran. Lo que sí vemos en Jesús es la certeza de que era el momento adecuado para que llegara la sanidad a esa persona.

uál era "el secreto" del ministerio de Jesús? 

Él se mantenía en comunicación con el Padre y seguía su dirección y guía en todo lo que hacía y decía (Juan 5:17-18; Juan 8:26). Aun siendo Dios, decidió someterse a la voluntad del Padre.

Ciertamente les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su Padre hace, porque cualquier cosa que hace el Padre, la hace también el Hijo. (Juan 5:19)mo orar por los enfermos

Como hijos de Dios ya hemos experimentado el poder de Dios. Sabemos que él, como buen Padre que es, desea dar cosas buenas a sus hijos (Mateo 7:11) y él nos anima a pedirle lo que necesitamos.

Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan! Mateo 7:7-11)

Pero no debemos exigir lo que queremos ni pedir cualquier cosa que se nos antoje. Debemos pedir con humildad (2 Crónicas 7:14-15), dentro de la voluntad de Dios (1 Juan 5:14-15), con fe (Santiago 5:14-15), confiando en que lo que Dios hace (o no hace) es lo mejor para nosotros.

El orar por sanidad debe formar parte de nuestra vida como cristianos pues está dentro de la misión que Dios ha encomendado a los que creemos en él.

Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y, cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y estos recobrarán la salud».
(Marcos 16:17-18)

No haremos estas cosas con nuestras propias fuerzas. Las haremos en el nombre de Jesús, en humildad y siguiendo su ejemplo (Filipenses 2:1-11).¿Qué pasa si Dios no sana?

Hay veces en las que Dios decide no sanar físicamente a una persona. Cuando esto sucede hay que recordar lo siguiente:

Debemos seguir confiando en el poder, el amor y la bondad de Dios para nosotros. Ya él nos concedió el milagro de la vida eterna y eso es lo que necesitamos en realidad.

Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.       (Romanos 6:23)

No debemos culparnos a nosotros mismos o a la persona enferma. Debemos someternos a la voluntad de Dios pues hay cosas que no entenderemos mientras estemos en nuestro cuerpo humano.

Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.
(1 Corintios 13:12)

Recordar que los pensamientos de Dios son diferentes a los nuestros y lo que él más anhela es darnos aquello que nos ayuda en nuestro crecimiento espiritual.

Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor
(Isaías 55:8)

No resistirnos a la voluntad de Dios sino fortalecernos en él y descansar en sus promesas.

Porque así dice el Señor omnipotente, el Santo de Israel: «En el arrepentimiento y la calma está su salvación, en la serenidad y la confianza está su fuerza, ¡pero ustedes no lo quieren reconocer!         (Isaías 30:15) 
Introducción:
Para Dios el sexo no es pecado, lo deja bien claro desde el Génesis, cuando dice:

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. (Gn. 2:18,21-24)

Si lo queremos ver desde la correcta perspectiva, veremos que el sexo no es malo, al contrario es bueno. Hay quienes abogan por el celibato, para mí es una distorsión del mandato divino, es por esa razón que se cometen tantos crímenes horribles contra niños y niñas indefensos. La Biblia dice bien claro que la mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, ni el marido tampoco.

Por qué se sale el condón_Durex

Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. 3 El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. 4 La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5 No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. (1 Co. 7:2-5).

Entonces ¿dónde queda el celibato de la Iglesia Católica Romana?

Según los que defienden esta posición ya existía “órdenes” que abrazaban la continencia total.

En el siglo II, la idea de castidad en los ministros del Señor se abrió paso con evidente firmeza, Tertuliano y Orígenes dieron fe del gran número de aquellos que, recibidas las órdenes, abrazaban la continencia total y perfecta. La ICAR reconoce con claridad que no existió una ley apostólica que impusiera el celibato, pero sí es cierto, argumentan, por lo menos en la iglesia occidental que ésta práctica era muy entendida y practicada ya a fines del siglo III.

Muchos cristianos de los primeros siglos, hombres y mujeres, comenzaron a practicar los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. Los que observaban eran tenidos en gran estima a pesar de todo esto es entendible, en la actualidad hay líderes de la iglesia que también no son casados y ejercen el liderazgo aún siendo solteros como solía oficiar de sacerdote el jefe de la familia (presbítero o anciano), es natural que hubiese pocos sacerdotes solteros.

Tertuliano en el año 200 DC. («De Exhortatione Castitatis») habla del gran número de sacerdotes que vivían continentes, ya que habían elegido a Dios por esposo. De igual modo Orígenes el apologeta por esa misma época («In Leviticum»), justifica así el celibato sacerdotal: los sacerdotes de la Antigua Ley observaban continencia alejándose de sus esposas durante el periodo de sus servicios al templo; los de la nueva ley no conocen tales inconvenientes, por ser célibes.

Pero ¿qué dice el apóstol Pablo sobre este tema?

Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. (1 Co. 7:8,9). (Énfasis mío).

Pero yo me atrevo a hacer una pregunta candente en este tiempo, ¿tienen todos los sacerdotes católicos el don de continencia?

La verdad que lo dudo, porque si así fuera, no hubiera tantas acusaciones de pederastas dentro de la iglesia romana. (Por supuesto no se da únicamente dentro de la iglesia, muchos casos ocurren en otras circunstancias, como pueden ser las escuelas, con abuelos, padrastros y aun entre los mismos padres naturales).

«Pederastia» 

De manera genérica, se considera abuso sexual infantil a toda conducta en la que un menor es utilizado

1. Como objeto sexual por parte de otra persona con la que mantiene una relación de desigualdad, ya sea en cuanto a la edad, la madurez o el poder.

2. Se trata de un problema universal que está presente, de una u otra manera, en todas las culturas y sociedades y que constituye un complejo fenómeno resultante de una combinación de factores individuales, familiares y sociales. Supone una interferencia en el desarrollo evolutivo del niño y puede dejar unas secuelas que no siempre remiten con el paso del tiempo.

3. El abuso sexual constituye una experiencia traumática y es vivido por la víctima como un atentado contra su integridad física y psicológica, y no tanto contra su sexo, por lo que constituye una forma más de victimización en la infancia, con secuelas parcialmente similares a las generadas en casos de maltrato físico, abandono emocional, etc.

4.Si la víctima no recibe un tratamiento psicológico adecuado, el malestar puede continuar incluso en la edad adulta.

Existe una pequeña contradicción en la posición de la Iglesia Católica Romana que alega que:

En lo que lleva consigo la castidad perfecta, fue introducido por una costumbre que deriva ya del tiempo de los apóstoles. En efecto, partiendo de las recomendaciones del apóstol Pablo, que prohibió a los bígamos a aspirar ser anciano como registra la epístola a Timoteo 3:2; Tito 1:6 y otros que muestran a Pablo aconsejando esta práctica. Resulta Claro entender que Pablo muestra su preocupación por aquellas personas que deseaban ser líderes de la iglesia primitiva, la de sus tiempos, y no eran personas de buena reputación, para no complicarlas cosas el apóstol es claro y enfático en decir que el hombre que desea el obispado desea algo bueno pero que tenga en cuenta muchas cosas y entre ellas el ser esposo fiel y de solo una mujer. La iglesia en aquellos tiempos, podemos evidenciar, sintió la necesidad de una pureza total en los que se dedicaban al servicio del altar. (Énfasis mío).

Pablo dice esposo fiel y de solo una mujer, no dice que todos deben de ser célibes, porque él mismo lo dice en 1 Corintios “mejor es casarse que estarse quemando”.

Pero ¿cómo fue que entró realmente el celibato en la práctica de la Iglesia Católica Romana?

“En la iglesia primitiva sin embargo no existía la prescripción del celibato para el sacerdocio. Tanto es así que en la imagen de obispo que encontramos como ya mencionamos se le aconseja a solo ser esposo de una sola mujer y amarla como Jesús amó a la iglesia y se entregó por ella según su epístola a los Efesios 5:25.

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Efesios 5:25.

El celibato en la Iglesia Católica.

El celibato sacerdotal incumbe directamente a los sacerdotes diocesanos y no a los sacerdotes religiosos que siguen el celibato monacal, que es mucho más antiguo. La historia del celibato sacerdotal obligatorio se encuentra dentro de la Historia de la Iglesia Católica o la Iglesia Latina. Por su parte, la Iglesia oriental incluye el celibato sacerdotal como una opción del presbítero realizada antes de recibir el orden diaconal, incluso en aquellos grupos de iglesias orientales en comunión con Roma.

Algunas leyes empezaron a exigir el celibato sacerdotal entre diócesis de rito latino en el siglo IV: se hizo manifiesto en el Concilio de Elvira; reiterándose en el Concilio de Letrán I en 1123, aunque dicha regulación no fue seguida de manera estricta. En el Concilio de Trento (1545-1563) se estableció de manera definitiva el celibato sacerdotal obligatorio tal como se lo conoce en la actualidad, en respuesta a la Reforma protestante que permitía, e incluso promovía, el matrimonio de los sacerdotes, al tiempo que suprimió las órdenes religiosas y sus votos.

Muchas razones se argumentan para que la Iglesia Latina llegase a optar por sacerdotes no casados. Destaca una relajación en los hábitos sexuales de los sacerdotes que intentaron regularse en los concilios de Maguncia y Augsburgo, así como se asegura que durante el Concilio de Constanza (1414-1418), 700 mujeres públicas asistieron para atender sexualmente a los obispos participantes. 19 20 Es posible que dicho desorden causara una decisión de este tipo con el fin de presentar en la figura del sacerdote a un pastor irreprochable. Otra razón que suele argumentarse es la de problemas de propiedad con sacerdotes casados cuyos hijos reclamaban todos los haberes de sus padres al morir estos, lo que incluía la parroquia.

En época reciente, la postura oficial del pontificado sobre el celibato se ha pronunciado en varias ocasiones, como respuesta a algunos movimientos católicos de renovación, y que plantean el celibato como opcional, a veces en desafío directo mediante la petición de secularización o la exhibición pública de curas casados o conviviendo con sus parejas. Sacerdotalis Caelibatus fue la sexta encíclica el papa Pablo VI (24 de junio de 1967). En el mismo sentido se han pronunciado los papas Juan Pablo II y Beneticto XVI.

El celibato sacerdotal obligatorio ha tenido múltiples críticas, así como numerosos defensores:

El celibato facilita la unidad de vida, que es la base de la santidad cristiana, desmitifica la absolutización de la teoría de la complementariedad de los sexos, abre el corazón a todas las personas sin excepción, exige y concreta la ascética diaria, sin la cual la unión con Dios en la tierra es imposible, y hace del sacerdote un testigo y un indicador cabal de la vida eterna.

Concluyo diciendo: Que para Jesús el matrimonio era algo normal. La relación de pareja era algo muy especial para Él, cuando dice:

El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Mt. 19:4-6.

Además Pedro era casado, y Jesús no tuvo ningún problema con eso.

Pero nos da un anticipo de cómo será en el cielo:

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. Mt. 22:29.30.
Tema: La fe

Objetivo Esencial : Enseñar a inconversos y cristianos a tener Fe


Introducción:

Uno de los mejores capítulos en toda la Biblia sobre la fe es el capítulo once de Hebreos. Cualquier estudio profundo sobre la fe debería incluir el estudio de esta carta y ver el ejemplo que nos dieron estos hombres y mujeres de fe.

De acuerdo a Pablo, ahora permanecen:

“La fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13: 13).

Creo definitivamente que los tres son importantes. Sin la esperanza de la vida eterna, no tendríamos razón por la cual vivir. Sin amor no podríamos experimentar la naturaleza de Dios en nuestras vidas. Estas dos son vitales al cristiano. Pero nuestro estudio hoy será sobre la fe.

Ilustración


Punto 1. ¿Qué es la Fe?

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1

La fe está en el tiempo presente. Lo cree ahora. Lo recibe ahora. Actúa ahora. Una de las grandes diferencias entre la fe y la esperanza está en el tiempo verbal. La esperanza está generalmente relacionada con el futuro, mientras tanto que la fe está relacionada con el presente.

A veces oímos decir que alguien está dando un paso de fe en una nueva aventura. Generalmente quieren decir que no saben lo que va a pasar o qué es lo que el futuro tiene para ellos. Sólo sienten el impulso de hacer algo nuevo y lo hacen.


El tipo de fe definida en Hebreos 11:1 No opera de esta manera. En cambio, la fe verdadera en Dios tiene substancia. Cuando una persona se lanza en esta clase de fe, se estará parando sobre Roca sólida. 

LA SUBSTANCIA ES FE EN LA ETERNA E INALTERABLE PALABRA DE DIOS.

Podemos tener esperanza por algo durante muchos años. Mientras que continuemos esperanzados, eso estará simplemente fuera de nuestro alcance. Por el otro lado, hay muchas cosas que podemos traer a nuestras vidas por medio de la fe. Por ejemplo, la salvación es una cosa buena por la cual tener esperanza. Pero si queremos ser salvos, tenemos que ponerle substancia a nuestra esperanza y recibir a Cristo por fe, ahora mismo. Aunque no lo veamos aparecerse a través de las nubes, o no sintamos la “piel de gallina”, todavía somos salvos si hemos puesto nuestra fe en Jesucristo.

Aunque no haya evidencia física de nuestra fe, tenemos suficiente evidencia en la Palabra de Dios. La evidencia de lo que creemos es nuestra fe en la Palabra de Dios. Dios es un testigo. El nunca miente. Si tomamos a Dios por Su Palabra, esa Palabra va a pasar la prueba porque es eterna.

Punto 2. ¿Cómo Adquirimos Fe?

Así que la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Romanos 10: 17

La mejor manera de obtener fe es oyendo la Palabra de Dios. Es importante que no solo la escuchemos con nuestros oídos sino que también la escuchemos con nuestro corazón. El oír la Palabra de Dios en nuestros corazones se requiere mente abierta y hambre por el mensaje de Dios.

Sugiero que se lea la Biblia en voz alta, particularmente el Nuevo Testamento. Dígase las escrituras a sí mismo. Ponga su nombre donde el mensaje es personal. Haga una lista de las promesas que la Palabra de Dios tiene para usted. Por fe, crea, reciba y confiésela diariamente. La fe crecerá a medida que oímos continuamente la Palabra de Dios.

Punto 3. ¿Quién Puede Tener Fe?

Dios nos ha dado una medida de fe a cada uno, esto es, a los cristianos:

Conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Romanos 12:3

Pablo está escribiendo a los Cristianos en Roma., pero también Dios nos da la fe que necesitamos para ser salvos antes de ser Cristianos.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. Efesios 2:8

Evidentemente, cualquier persona que escucha la Palabra de Dios y la recibe puede ejercitar la fe. Eso incluye a todos aquellos que oirán y obedecerán La Palabra de Dios, salvos o en el proceso de ser salvos.

La gente que no oye la Palabra de Dios o que no la obedecen no tienen la clase de fe que es de Dios. La fe requiere el oír y el obedecer.

Y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe. 2 Tesalonicenses 3: 2

Punto 4. La Fe Actúa de acuerdo con la Palabra de Dios

Dios ha puesto una mesa delante de nosotros llena de abundantes bendiciones. Naturalmente hablando, si alguien pone una mesa hermosa de comida delante de nosotros sabemos qué hacer con ella. No nos sentamos deseando y esperando que podamos tener algo de esa comida. No nos quejamos a nuestro huésped de que no tenemos suficiente. Ni nos enojamos o ponemos bravos porque alguien en la mesa recibe una porción grande de papas a la crema. Comenzamos a servimos la comida.

Ha sido puesta delante de nosotros para que nos sirvamos y nos llenemos. Probablemente hay más en la cocina si vaciamos las ollas. Sabemos que todos los que están a la mesa tienen los mismos derechos y privilegios de recibir su porción de cada plato.

Ahora, La Palabra de Dios es lo mismo. Dios ha hecho amplia provisión para cada uno de nosotros para suplir todas las necesidades en nuestras vidas. El nos promete una provisión llena y abundante. Depende de nosotros si la pedimos y la tomamos.

Dios quiere que simplemente creamos Su Palabra y que tomemos lo que ha sido puesto delante de nosotros. Dios no se ofende si tomamos todo lo que necesitamos. Cualquier huésped se sentiría disgustado si descubre que uno de sus invitados no tuvo suficiente. El quiere que todos estén satisfechos. Dios es ciertamente el Creador Todopoderoso, mas El ha escogido servir una mesa para nosotros. Lo que recibimos de El va a venir como resultado de alcanzar y reclamar activamente Sus promesas.

Respondiendo Jesús le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Veté, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino. Marcos 10: 51-52

Punto 5. La Fe No Es Un Sentimiento

A veces la gente basa sus experiencias espirituales en sentimientos y emociones. Los problemas surgen cuando los sentimientos y emociones cambian. Si no han sido arraigados en la Palabra de Dios, la duda se levantará sobre si la experiencia ha sido genuina o no. Para que la fe sea consistente, debe estar basada en algo con más estabilidad que nuestros sentimientos. Nuestra fe debe de estar basada en Jesús:

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:2

Ninguna persona es salva porque se siente salva. Es salva porque ha creído en el unigénito Hijo de Dios:

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Juan 3:18

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Juan 1:12-13

Los sentimientos son influenciados por lo que vemos, lo que leemos, y lo que oímos, pero el que tiene puesta su fe en Jesús puede sentirse muy bien hoy, cansada mañana, y sola la próxima semana, pero Aleluya!: La Palabra de Dios va a decir lo mismo ayer, hoy, y siempre:

Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13: 8

Todos somos expuestos a cosas que no son consistentes con la Palabra de Dios. Si estas cosas controlan nuestros sentimientos y nuestros sentimientos controlan nuestra fe, podemos ser cristianos y todavía estar controlados por las artimañas de Satanás. Nuestra fe debe estar controlada por la Palabra de Dios, no por lo que sentimos, ni por lo que aparentan las circunstancias, ni tampoco por lo que otros nos dicen. “Porque andamos por fe, y no por vista” (2 Corintios 5:7). Nuestros ojos, oídos, corazón y boca deberían estar a tono con la Palabra de Dios.

No mirando nosotros a las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2 Corintios 4:18

Esta debe de ser nuestra fe, en las cosas eternas, no en lo que se ven.

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:2

¿Cree esto? Recíbelo hoy como su Señor y Salvador Personal.

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

ORACIÓN DE GRACIA

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amén.

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